
La mecedora esta coja, no se puede balancear,
se queja por vieja,
no para de rechinar.
El asiento de mimbre tiene varios agujeros
y su pintura de caoba ya no es oba ni cao.
Bartolo se ha preguntado de la tristeza de su mecedora,
que hace unos días mal contado hasta un brazo se le ha quitado.
Por recuerdos aun la tiene, de aquellos días en Bonao,
donde en una tarde lluviosa de Altagracia se ha enamorado.
Pero debajo del estampado unas letras la han marcado,
razón de por mas vieja que sea, el no la ha botado.
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